El día ya no es día
porque lo llamare felicidad,
las horas ya no serán horas
sino alegría, los segundos,
aquellos tan cortos,
pero tan importantes,
se llamarán perseverancia.
Tu amor es como el viento,
y lo llamaré así;
al cual ya no puedo tocar,
no puedo sentir,
tus besos serán glorias
de nunca acabar;
tus palabras serán conjuros
de enternidad,
tu voz, será como el amanecer
del día,
tu llorar, será mi muerte.
En este ocaso de felicidad,
ohh, frio viento que te veo
pasar,
durante las alegrías y las
perseverancias; abeces siento
tan cerca y larga la felicidad,
que las glorias de nunca acabar,
me consumen; porque ya no quiero
sentir como este viento,
se lleva mi vida.
Bastaría con escuchar,
aquellos conjuros de enternidad,
en el que me digas te amo,
y así poder sellar la felicidad
y capturarla en la eternidad;
para que asi nunca puedas llorar.
(25/08/2004)
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