Alguna vez imaginaste el llorar de un canto,
el sentir de un lamento,
la melancolía de una sonrisa,
¿Finalmente; pudiste ver el
rostro que no se podía ver ?
Aquel rostro que no se podía ver, era como aquella tristeza que siente el verano cuando presiente que lo abandona el sol, o cuando te encuentras solo al final de alguna estación, y te vez invadido por la angustia que te llena de pánico al sentir como te golpea la soledad y termina por tumbarte, y al caer te encuentras con un piso mas frío y cruel, que en el invierno en que te vi llorar.
Aquel rostro al ver pasar su vida en un instante y quedarse a la vez tan solo, se fue escondiendo del mundo y así se fue olvidando de todo y de todos. Llego a cambiar su rostro y lo dejo tan oculto que lo alejo también de la felicidad de tu sonrisa, aquel rostro fue su único refugio y finalmente quedo perpetrado entre sus dos tibias y su calavera en la inmensidad de un cuarto de seda, en el que escuchaba solo sus propios sonidos, latidos y dibujaba sus propios designios.
Día a día se miraba el rostro y el mismo ya no se podía ver, aquel cristal le daba la espalda y solo se mostraba la tristeza que brotaban de sus ojos, que eran como dos horizontes que quedaron perdidos en el infinito de la soledad y el tiempo.
Aquel rostro estuvo apunto de caer en el último hospicio de su vida, pero encontró el calor de una sonrisa; “el calor de tu sonrisa”, que hacia mucho tiempo que no brotaba ni de su propio corazón angustiado, aquella noche presencio como se caía el cielo por el odio, orgullo y ambición mundana, su vida era tan fugaz pero en ese instante se paralizo todo…; el podía observarlo todo, pudo observar a mucha gente….
Callo, lloro y te recordó…., las voces de la gente penetraban sus oídos como dos cometas que se chocan con el horizonte de toda la vida, sus miradas penetraban hasta el cuerpo más rígido, su atmosfera contraía sus ilusiones, su caminar destrozaba aquellas fantasías utópicas que se forjaron al final del día, sus pensamientos abrumaban sus sentidos, su aire opacaba su existencia, sus ciudades eran prisión de su libertad, su sudor lo empapaban de suciedad, sus diversiones rompían esquemas.
Al amanecer del día, pudo finalmente mirarte y fue aclarando su tristeza y fue olvidando la soledad que un día casi lo absorbe de noche, necesitaba solo observarte para dejar de pensar en si, y dejar de observar la noche de aquellas personas; y así poder quedar filtrado en esas gotas de vida que tu dejabas al acompañarlo, que dejas al mirarlo.
Como dicen al final de cada noche revive la alegría, al final del túnel de la vida esta la luz, esta la claridad de tus ojos; estas tú. El te encontró a ti, se encontró con ÉL, se encontró con el mismo; encontró un mar de vida profundo de felicidad.
Pudo además ver y comprender aquel rostro que no se podía ver, pudo sentir aquel lamento de la humanidad, en aquella noche, sabes, pudo mirar y estremecerse al estar cara a cara con la melancolía de muchas sonrisas; y finalmente pudo escuchar el llorar de muchas canciones, de muchos cantos, que dicen ser vida, pero que solo destruyen a la humanidad, en aquel valle que nosotros muchas veces lo convertimos en tristeza y soledad.
Nunca cierres tus ojos, que son tu luz de libertad.
Al final de estas líneas quizás enfrentes tu realidad.
Al final de tu vida te encontraras con Dios en aquel mar profundo lleno de felicidad
Cuando camines deja gotas de vida, para que otros puedan tomarlas y poder llenar esta tierra de un mar de paz y felicidad.
Trata de cambiar esas noches y conviértelas en días que nunca te arrepentirás.
Marco (07/11/06)
el sentir de un lamento,
la melancolía de una sonrisa,
¿Finalmente; pudiste ver el
rostro que no se podía ver ?
Aquel rostro que no se podía ver, era como aquella tristeza que siente el verano cuando presiente que lo abandona el sol, o cuando te encuentras solo al final de alguna estación, y te vez invadido por la angustia que te llena de pánico al sentir como te golpea la soledad y termina por tumbarte, y al caer te encuentras con un piso mas frío y cruel, que en el invierno en que te vi llorar.
Aquel rostro al ver pasar su vida en un instante y quedarse a la vez tan solo, se fue escondiendo del mundo y así se fue olvidando de todo y de todos. Llego a cambiar su rostro y lo dejo tan oculto que lo alejo también de la felicidad de tu sonrisa, aquel rostro fue su único refugio y finalmente quedo perpetrado entre sus dos tibias y su calavera en la inmensidad de un cuarto de seda, en el que escuchaba solo sus propios sonidos, latidos y dibujaba sus propios designios.
Día a día se miraba el rostro y el mismo ya no se podía ver, aquel cristal le daba la espalda y solo se mostraba la tristeza que brotaban de sus ojos, que eran como dos horizontes que quedaron perdidos en el infinito de la soledad y el tiempo.
Aquel rostro estuvo apunto de caer en el último hospicio de su vida, pero encontró el calor de una sonrisa; “el calor de tu sonrisa”, que hacia mucho tiempo que no brotaba ni de su propio corazón angustiado, aquella noche presencio como se caía el cielo por el odio, orgullo y ambición mundana, su vida era tan fugaz pero en ese instante se paralizo todo…; el podía observarlo todo, pudo observar a mucha gente….
Callo, lloro y te recordó…., las voces de la gente penetraban sus oídos como dos cometas que se chocan con el horizonte de toda la vida, sus miradas penetraban hasta el cuerpo más rígido, su atmosfera contraía sus ilusiones, su caminar destrozaba aquellas fantasías utópicas que se forjaron al final del día, sus pensamientos abrumaban sus sentidos, su aire opacaba su existencia, sus ciudades eran prisión de su libertad, su sudor lo empapaban de suciedad, sus diversiones rompían esquemas.
Al amanecer del día, pudo finalmente mirarte y fue aclarando su tristeza y fue olvidando la soledad que un día casi lo absorbe de noche, necesitaba solo observarte para dejar de pensar en si, y dejar de observar la noche de aquellas personas; y así poder quedar filtrado en esas gotas de vida que tu dejabas al acompañarlo, que dejas al mirarlo.
Como dicen al final de cada noche revive la alegría, al final del túnel de la vida esta la luz, esta la claridad de tus ojos; estas tú. El te encontró a ti, se encontró con ÉL, se encontró con el mismo; encontró un mar de vida profundo de felicidad.
Pudo además ver y comprender aquel rostro que no se podía ver, pudo sentir aquel lamento de la humanidad, en aquella noche, sabes, pudo mirar y estremecerse al estar cara a cara con la melancolía de muchas sonrisas; y finalmente pudo escuchar el llorar de muchas canciones, de muchos cantos, que dicen ser vida, pero que solo destruyen a la humanidad, en aquel valle que nosotros muchas veces lo convertimos en tristeza y soledad.
Nunca cierres tus ojos, que son tu luz de libertad.
Al final de estas líneas quizás enfrentes tu realidad.
Al final de tu vida te encontraras con Dios en aquel mar profundo lleno de felicidad
Cuando camines deja gotas de vida, para que otros puedan tomarlas y poder llenar esta tierra de un mar de paz y felicidad.
Trata de cambiar esas noches y conviértelas en días que nunca te arrepentirás.
Marco (07/11/06)
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